Artes visuales
La pintura rusa temprana se centra en iconografía y frescos heredados por los rusos del Bizancio. A medida de que el poder de Moscú aumentaba, Feofán Grek y Andréi Rubliov son los nombres clave asociados con el comienzo de un arte distintivamente ruso. La Academia Imperial de las Artes fue creada en 1757, con el objetivo de dar un papel y estatus internacional a los artistas rusos. Notables pintores de retratos de la Academia incluye a Iván Argunov, Fiódor Rókotov, Dmitri Levitski y Vladímir Borovikovski. Realismo floreció en el siglo XIX y los realistas tomaron la identidad rusa. Paisajes rusos de anchos ríos, bosques, y claros entre abedules, así como un género de escenas enérgicas y retratos robustos de sus contemporáneos afirmaron un sentido de identidad. Otros artistas se centraron en la crítica social, mostrando las condiciones de los pobres y caricaturizando la autoridad mientras floreció el realismo crítico bajo el reinado de Alejandro II.
Después de la abolición de la servidumbre en 1861 algunos artistas se centraron en el círculo del sufrimiento humano. A veces los artistas crearon amplias campañas para describir momentos dramáticos de la historia rusa. Un grupo de artistas llamados Peredvizhniki (itinerantes) rompieron con la Academia e iniciaron una escuela de arte libre de sus restricciones. Sus pinturas tenían un profundo significado social y político. Entre realistas destacados se encuentran Iván Shishkin, Arjip Kuindzhi, Iván Kramskoi, Vasili Polénov, Isaak Levitán, Vasili Súrikov, Víktor Vasnetsov e Iliá Repin. En los años 1830 la Academia enviaba a los pintores al extranjero para completar sus estudios. Entre estos Aleksandr Ivánov y Karl Briullov tenían más talento, destacando en las históricas campañas románticas. Los estilos de la pintura rusa del final del siglo XIX estaban íntimamente ligados a la vida diaria de la sociedad rusa.
El término vanguardismo ruso engloba una amplia e influyente tendencia del arte moderno que floreció en Rusia desde aproximadamente 1890 hasta 1930. El término cubre muchos distintos, pero inseparablemente ligados, movimientos artísticos de aquel tiempo, como el neoprimitivismo, suprematismo, constructivismo, rayonismo y futurismo ruso. Artistas notables de esta era incluyen a El Lissitzky, Kazimir Malévich, Vasili Kandinski, Vladímir Tatlin, Aleksandr Ródchenko y Marc Chagall entre otros. El vanguardismo ruso alcanzó su auge máximo de creatividad y popularidad en el período entre la revolución del 1917 y el 1932, cuando las ideas vanguardistas chocaron con la recientemente emergida directriz conservativa estalinista del realismo socialista.
A finales de los años 1920 la estricta política del realismo socialista envolvió los artes visuales del mismo modo que la literatura y el cinematógrafo, con lo que pronto el vanguardismo se desvaneció. Algunos artistas como Ernst Neizvestni, Ilyá Kabakov, Mijaíl Shemiakin, Erik Bulátov y Vera Mújina combinaron la innovación con el realismo socialista. Ellos empleaban técnicas tan variadas como el primitivismo, la hiperrealidad, el grotesco y la abstracción, pero compartían un desagrado común por los cánones del realismo socialista. Algunos artistas soviéticos realizaron trabajos muy patrióticos y antifascistas en los años 1940. Los eventos y batallas de la Gran Guerra Patria fueron descritos con un conmovedor patriotismo y después de la guerra los escultores hicieron muchos monumentos dedicados a los muertos de la guerra, de los cuales los más destacados tenían una gran solemnidad contenida. En el siglo XX muchos artistas rusos trabajaban en la Europa occidental, debido en parte a los traumas de la revolución. Artistas rusos como Vasili Kandinski, Marc Chagall y Naum Gabo difundieron su trabajo e ideas internacionalmente. Estos artistas rusos estudiaron en diferentes países, en París y Múnich y su exilio involuntario difundió el impacto del arte ruso globalmente.